Cita con la vida

Me iré con mi carne y mis huesos,
mi alma y mis recuerdos,
sin despedirme,
a una cita con la vida,
antes de que sea demasiado tarde
y mi cuerpo sea una pesada carga
para mis sueños.

Me iré sin maletas ni prisas,
dejando en un cajón bajo llave
la farsa de la fama y la gloria.

Voy a vivir mi vida.

Voy a vivir

Voy a vivir, caminar, sentir;
sin prisas, a pararme;
si veo algo mágico,
a quererme y hablar con mi interior.

Voy a llenarme,
porque de tanto darme no me encuentro.

Me hiere

Me hiere la muerte inoportuna
y cuando no es hora de su espadaña,
las palabras –látigos lanzados contra el alma–,
la prisión sin rejas ni condenas.

Me hiere el rumor incierto de gente incierta
sobre mi cara en plena madrugada.

Y me hiere el tiempo que pasa
y rompe lo bello
y se lleva la risa
y arrasa con todo lo verdadero.

Y entonces,
la vida se queda sin fuerzas,
callada.

Dedicado a mi amigo Juan Manuel, muerte subita hace varios días.
Mi infancia un poco se la ha llevado. D.E.P.

Siempre estaré amaneciendo

Podrá romperse mi cuerpo
pero quedan mis pensamientos.


Siempre estaré
donde un sueño recién parido
sobreviva al asco y el hastío.

Podrán golpearme con palabras
pero mi corazón y mente
estarán donde lo justo.

Siempre estaré amaneciendo.
Incluso cuando no pueda más
estaré amaneciendo.

Sevilla

Sevilla,
¿qué más castigo que ser ciego de alma?


Dios en las sombras,
espíritus que hablan
en el espacio que queda entre los cuerpos.

Aire, callejas,
fuentes claras,
cantes de soledad y penas.

Sevilla,
abrazos sin fronteras,
magia a manos llenas.

Giralda,
parque de María Luisa,
calle Feria.

Sevilla,
de lejos te miro,
desde este tren de la vida que de ti me aleja
y te lloro y te creo

Sevilla,
no conocerte es ser huérfano de sueños,
copia perfecta del universo,
silencio que ahora habla.

Caminante,
sí hay camino en Sevilla.