Mañana será Domingo de Ramos
y Sevilla se llenará de sensaciones,
sombras que bailan,
música que nos recuerda momentos de otros años,
miradas que se fueron para siempre...
Sevilla se levantará con mantilla y esperanza,
con los ojos llenos de ganas de sentir y fuerza,
y será el olor a primavera el que dará vida a los enfermos,
que mirarán tras los cristales tristes
cómo los niños piden caramelos y estampas a los nazarenos,
las madres con sus trajes de chaqueta
y los padres a hombros con los cuerpos pequeños.
Tras los cristales,
alguien oculto mira cómo llega la Virgen
y cree que, si se pone a llorar,
Ella la mira y sabe que está ahí
con su enfermo cuerpo oculto
por si acaso desentona de la belleza exterior,
por si acaso la Virgen la observa
y termina la chicotá delante de su ventana.
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