y sueño... que estoy dentro de mí con una conciencia tranquila,
y no quiero ser más vagabundo de estrellas ni de cielos abiertos.
Sorpréndeme con el alma en tus manos,
ausente de ti y del mundo,
con la guitarra sin cuerdas
y un sueño mezclado en tu copa con alcohol y lágrimas.
Dime que la vida es sentir, sufrir, reír, amar, odiar
y que Dios si es que existe
es tan grande como para perdonar a los que dudan,
y dame ahora tu presencia que siento en el infinito dolor de la duda y la ausencia.
Dile a quien está lejos
Mañana será Domingo de Ramos
¿Quién eres tú para juzgarme,
si cuando lloraba, tú estabas riéndote,
si cuando quería morir,
estabas haciendo el amor con la vida?
Acaso este momento de vacío
se llene de esperanzas,
porque he notado el roce de unas alas
que siempre protegen mi latido triste...
Seguiré luchando porque merezco
cumplir mis sueños, amar y ser amada;
y buscaré la felicidad y libertad,
también por los que se me fueron
que creen en mí desde otro universo,
aunque no crea últimamente en esas cosas.
¿Quién eres tú para juzgarme,
si no estás conmigo cuando
la noche llega en plena tarde
y me late le pecho un pájaro débil?
Nací en Sevilla,
en ese lugar donde los duendes se mezclan con el arte y las penas,
donde las lágrimas son sonrisas entre chicotás y saetas,
donde el otoño no hace ruido
para no despertar la alegría del azahar que duerme esperando la primavera.
Nací en Sevilla,
porque Dios me lo debía,
porque antes de nacer ya soñaba con su Giralda y su río,
inventaba palomas, parques misteriosos y calles con embrujo.
Nací en Sevilla,
y si mi cuerpo estuviera en otra parte,
mi espíritu vagará errante para dar los buenos días a mi Sevilla.